miércoles, 19 de agosto de 2009

Los entrometidos

Hace unos días atrás, tuve un altercado con el coordinador educativo del instituto (este cargo implica que lo veo fijo cada tarde que asista a la sede).
Y mi voz interna dice: “Estas cosas no pueden pasarme solo a mi, ¿O es que este Sr. es confianzudo?”
Cabe destacar que hemos cruzado palabras, contadas las veces y solo en plano estudiante - profesor. Aunque para mi esa relación también es cliente - proveedor pues yo estoy pagando un servicio.
Si, piensen lo que quieran de esta última frase.
Pues el hecho es que mi vestimenta del día (en varias ocasiones) ha sido tela que cortar para sus comentarios de bienvenida al instituto. Cosa que me parece una falta de respeto.
Entiendo la política de hablar continuamente para practicar el idioma. Pero esto de los comentarios, preguntas personales ya me enerva y particularmente el que en repetidas veces haya hecho mención a mi vestimenta insinuando sobre mi supuesto estado de gestación.
La primera vez se le pasa, todos podemos cometer una indiscreción... pero de allí a comentar lo mismo varias veces e incluso no vistiendo esas baticas, supuestas pre-mamá para los ojos poco ávidos. No, no no no NO!!! Me niego a esquivar sus directas en pro de la diplomacia.
No puedo evitarlo, es mas, no quiero evitarlo. Se han elevado gradualmente mis niveles de acidez verbal, pero aun así no parece recibir el recado del una vez famoso... Porque no te callas?
Cual será la técnica a aplicar para un futuro comentario (y se que lo habrá)... ya ni se como clasificarlo, por decir lo menos, imprudente, innesario, repugnante, sin la menor pizca de interés al comentariado.
¿Sera que aumento mi nivel de malicia? ¿y mi vena de actriz? asumiendo un estado de gravidez que no tengo??
Pues no. Una pela verbal es la que quiero que nazca de mis entrañas para darle una reprimenda en la moral y los buenos modales a este personaje.

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